Hacia un estatuto del yo inconsciente de las personas trabajadoras para el Siglo XXI

El cerebro es un órgano esquivo y misterioso. A diferencia del corazón, con sus latidos, o el estómago, cuando se mueve o gruñe, no emite señal sensorial alguna de su existencia. Es imperceptible para nosotros. En contraste, en este momento (en realidad, en cualquier instante de sus vidas hasta el ocaso), las redes de su cerebro bullen de actividad a través de combinaciones neuronales de una naturaleza extremadamente intrincada y cambiante […]