La superficialidad del solucionismo tecnológico

La apariencia de verosimilitud que acompaña al uso de los algoritmos predictivos (lo que incluye, obviamente, a la IA generativa – IAG) plantea un riesgo importante, porque la utopía de certeza que destilan sugiere que sólo hay una única solución a cada problema que se quiere abordar; y, además, que la que se ha propuesto es la definitiva.

Como individuos, padecemos una especie de empequeñecimiento cognitivo porque no es fácil cuestionar sus respuestas (la opacidad que acompaña su gestación tampoco ayuda). De hecho, siquiera planteárselo se convierte en una especie de atrevimiento hereje. En el día a día, cada vez son mayores (y más inverosímiles) las consultas que se formulan a la IAG; y lo más probable es que, con el paso del tiempo, este modus operandi se generalice y (como si de un oráculo se tratara) se normalice antes de enfrentarse a cualquier pregunta más o menos cotidiana.

Esta verdad «numérica», si bien tiene la virtud de simplificar problemas muy complejos a dimensiones «más digeribles», conlleva dos riesgos o inconvenientes de enorme calado.

El propósito de esta entrada es exponérselos.

¡Dinero!

Somos nosotros quienes imbuimos valor al dinero y, por lo tanto, es claro que es un constructo psicológico. Por consiguiente, nuestra relación con él, inevitablemente, también se desarrolla en esta dimensión.

La psicología de la conducta ha hecho algunos descubrimientos muy interesantes al respecto, con importantes implicaciones cotidianas y profesionales (impactando obviamente en el ámbito laboral).

El propósito de esta entrada es compartir algunas de estas dimensiones.

No, la tecnología no es neutra y, obviamente, la inteligencia artificial tampoco

Seguramente han oído esta frase en diversas ocasiones: «la tecnología no es ni buena ni mala, todo depende del uso que se haga de ella».

Con la irrupción de la inteligencia artificial (IA), se ha convertido en una expresión manida.

El martillo o un cuchillo son los ejemplos que se acostumbran a añadir a continuación: no tienen un uso o finalidad predefinidos, ambos pueden utilizarse benévolamente o para infligir dolor o sufrimiento.

Luego, la IA disfruta de idéntico status.

No obstante, se trata de un tópico, cargado de imprecisión y, dado que en muchos casos es deliberada, también de intención.

La técnica no tiene un efecto neutro y, obviamente, la IA tampoco.

El propósito de esta entrada es desmontar este tópico.

Redes sociales, marca personal y ¡dopamina!

En las redes sociales se aprecia un fenómeno interesante.

Acumulamos una lista de «amigos» que, ciertamente, no son tales, y permanecemos expectantes para ver cuántas reacciones o gratificaciones provocan nuestras publicaciones (en forma de «me gusta», «corazones», «aplausos», etc.).

Los usuarios se han convertido en emisores activos y se esfuerzan por transformar sus datos reputacionales en «bienes en sí mismos».

La ilusión de comprender el pasado y polillas buceando en la incertidumbre

Tendemos a revisar la historia de nuestras creencias pasadas a la luz de acontecimientos reales (ya acaecidos). Esto nos lleva a transformar la información escasa y parcial que somos capaces de captar respecto de lo que ya ha pasado y la convertimos en señales clarividentes que nos permiten identificar la secuencia de causas que explican irrefutablemente, o como un desenlace inevitable, nuestro presente.