Crisis, reforma de 2012 y evolución histórica de la huelga (1983 – 2014)

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El último informe de la CEOE sobre conflictividad laboral ha dado a conocer los datos relativos al número de huelgas convocadas durante los meses de enero a noviembre de 2014, así como el número de empresas afectadas y trabajadores participantes.

Según el informe, en los 11 primeros meses del 2014 se ha producido una disminución considerable (superior al 25%) con respecto al mismo período del año 2013.

A la espera de los datos definitivos del año que acabamos de cerrar, creo que es interesante hacer una breve aproximación histórica (1983 a 2014) a partir de algunos gráficos y, así, poder observar con mayor precisión la línea de tendencia

Esta aproximación histórica puede ayudar a comprender el fenómeno de la huelga y su relación con la reciente crisis y los últimos cambios legislativos en el ámbito laboral.

[Nota: a pesar de los datos ofrecidos por el informe de la CEOE, en esta entrada sólo se recogen los últimos registrados por el INE y el Ministerio de Empleo y que fechan de septiembre de 2014]

Pues bien, como valoraciones generales (y personales) puede afirmarse lo siguiente:

En relación al número de huelgas:

[Si se «clicka» encima del gráfico pueden verse mejor los datos]

5.Huelga_Población asalariada

– Analizando la serie histórica (1983 a 2014), se detecta una disminución significativa en el uso de la huelga como medida de presión colectiva.

De hecho, los factores que han podido explicar este fenómeno (hasta el año 2010) han sido expuestos por el Prof. Jesús Cruz Villalón (2010) y que, sintetizadamente, pueden resumirse del siguiente modo:

– La coincidencia de este periodo evolutivo con un proceso de expansión económica que ha comportado un incremento del empleo.

– Un fortalecimiento creciente de la comprensión de los interlocutores sociales, plasmado en la negociación colectiva y, una canalización de los conflictos a través de los procedimientos de solución privados de conflictos colectivos.

– El grueso de los conflictos laborales que se desarrollan han sido liderados y gestionados por las organizaciones sindicales más representativas en el ámbito estatal y, justamente, éstas son las más comprometidas con el modelo de negociación colectiva y de solución pacífica de conflictos colectivos.

– La tendencia creciente a la disgregación de la fuerza de trabajo (descentralización productiva, nacional e internacional).

– La proliferación de modalidades atípicas de la huelga, que se alejan de la paralización total de la actividad productiva (cómo, por ejemplo, las huelgas de celo); porque los huelguistas son conscientes que el ejercicio de este derecho no los conviene desde la perspectiva de la opinión pública, o porque quieren evitar los efectos negativos de una reducción salarial consustancial a la adhesión a una huelga

– La crisis financiera y del déficit que se inicia en el año 2008 ha provocado un «movimiento» en forma de sierra en el número de huelgas:

– En los años 2008 a 2010 se aprecia un aumento significativo del número de huelgas (del 25% aproximadamente) con respecto al período anterior («pre-crisis»). Incluyendo una huelga general (29-S, septiembre 2010).

– En el año 2011, a pesar de la crisis, se produce un descenso también significativo (también del 25% aproximadamente). Año en el que, no obstante, se convocó (ELA-STV, LAB, CIG, CGT, CNT, entre otras) una huelga general por la reforma de las pensiones (27 de enero 2011).

– En los años 2012 y 2013 se produce un aumento, de nuevo, significativo (también del 25% aproximadamente).  Incluyendo una huelga general (29-M, marzo 2012).

– La tendencia del año 2014 es «bajista» y, a la espera de los datos definitivos, parece que el descenso también será significativo.

Es probable (como hipótesis) que, atendido a la evolución histórica, estas subidas detectadas en los años 2008/10 y 2012/13 sean «episódicas», volviéndose a la tendencia de los años anteriores de la crisis (la previsible bajada del 2014 confirmaría la progresión de esta tendencia histórica o al menos la estabilización a la baja). La crudeza de los primeros años de la crisis económica y financiera y la reforma laboral de 2012 parece que son los factores precipitadores de estos años «alcistas».

Al menos en estos últimos años, en un primer nivel de análisis, parece que existe un cierto paralelismo entre la disminución de la población asalariada y el incremento del número de huelgas. Lo que induciría a pensar que la conflictividad ha aumentado.

No obstante, (salvo que hayamos incurrido en un error de cálculo) teniendo en cuenta el descenso tan significativo del 2011, parece romperse esta relación de causa/efecto.

Por este motivo, quizás, deba buscarse otras posibles explicaciones o correlaciones. O, quizás también, avanzado nuestra valoración final, a partir de otros parámetros (tasa de participación y trabajadores participantes), deba relativizarse la conflictividad real que en apariencia se desprende de estos incrementos.

En relación al número de trabajadores participantes y la tasa de participación:

[Si se «clicka» encima del gráfico pueden verse mejor los datos]

2.H_tasa participación

1.H_Participantes

4. Tasa participación_Pobl. asalariada

En perspectiva histórica, la tasa de participación (asalariados/trabajadores participantes) ha disminuido muy significativamente (pasando del 18,67 en 1983 – y llegando al 22,10 en 1987! – al 3,18 en 2013 – y el 0,93 en septiembre 2014!).

Este fenómeno (atendiendo a la secuencia histórica) puede explicarse, no sólo porque el número de huelgas y de trabajadores que las han secundado ha disminuido notablemente, sino también porque el número de asalariados ha aumentado muy considerablemente (pasando de casi 8 millones en 1983 a casi 14,5 millones en septiembre 2014).

En todo caso, es muy significativo que en el año 1987 el número de participantes fuera 1.881.217 y, en 2011 (el año con datos más bajos de la serie – a la espera de los datos definitivos de 2014), 221.974. También es muy significativo que, a pesar de las elevadas tasas de desempleo y los efectos de la reforma laboral de 2012, la tasa de participación en los últimos años se ha mantenido en unos parámetros relativamente bajos (aunque con repuntes «significativos» en 2009 y 2013 – particularmente en el primer año).

Si nos centramos en el número de trabajadores participantes, el repunte en el número de huelgas del año 2013 ha comportado la participación por encima de un 30% de trabajadores menos que el experimentado en 2009. Y si se compara este año con los datos de 2010 y 2012 (que presentan un número de huelgas similares a 2009), el descenso es aún más significativo (alrededor de un 50% de trabajadores menos).

Factores que – como he avanzado – contribuyen a relativizar el impacto real derivado del incremento en el número de huelgas antes expuesto.

Como dato significativo (que quizás contribuya a evidenciar la relativamente baja intensidad de la conflictividad que está experimentando el mercado de trabajo español) también debe tenerse en cuenta que según el Boletín nº 46 (Oct-Dic) – Observatorio de la Negociación colectiva de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos (reproduzco literalmente – la negrita es mía):

«las inaplicaciones de convenios depositadas en los registros de las Autoridades Laborales en el período enero-noviembre de 2014, fueron 1.960, que afectan a 62.862 trabajadores. (…) Prácticamente la totalidad de las inaplicaciones son descuelgues de convenios sectoriales (el 96,8%) y son aprobadas por acuerdo durante el período de consultas (el 95,9%). Respecto al contenido de las inaplicaciones, en el 63% de los casos se altera exclusivamente la cuantía salarial».

En relación al número de jornadas no trabajadas por participante

En los últimos 4 años se aprecia un incremento en el número de jornadas no trabajadas en relación con el número de participantes.

[Si se «clicka» encima del gráfico pueden verse mejor los datos]

6.horas perdidas por participante

En este sentido, es posible (como hipótesis) que la reforma laboral de 2012 y las condiciones laborales que se derivan de su aplicación hayan recrudecido los conflictos existentes. Lo que probablemente ha podido llevar a los trabajadores a situaciones límite, empujándoles a plantear acciones de resistencia más prolongadas en el tiempo.

Valoración final

La tendencia experimentada en los últimos años evidencia que la huelga como fenómeno de presión colectiva ha experimentando una disminución muy significativa en términos de trabajadores participantes y tasa de participación.

En perspectiva, teniendo en cuenta la experiencia acumulada de 30 años, el destacado papel de los interlocutores sociales y los (testados y exitosos) mecanismos de solución extrajudicial de conflictos, puede afirmarse que se ha procedido a una necesaria canalización pacífica de los conflictos colectivos. Y la crisis financiera y del déficit (y su brutal impacto en la destrucción de empleo y devaluación de las condiciones de trabajo) no ha alterado significativamente esta tendencia.

No obstante, a pesar de este proceso, parece que la reforma laboral de 2012 está colocando a los trabajadores en situaciones significativamente más duras en términos de condiciones de trabajo y les empuja a plantear acciones de resistencia más prolongadas. Lo que confirmaría que la huelga se ha convertido – verdaderamente – en la última ratio para contener las amplias facultades de flexibilidad interna y externa que ostenta en la actualidad el empresario. Y es de esperar que este particular fenómeno se mantenga en unos parámetros alcistas.

Tabla resumen

[Si se «clicka» encima del gráfico pueden verse mejor los datos]

6. tabla resumen


– Los datos de esta entrada han sido obtenidos a partir de la EPA, la Estadística de Huelgas y Cierres Patronales y el trabajo del Prof. Jesús Cruz Villalón, «25 años de relaciones laborales colectivas. Regulación del derecho de huelga: balance y propuestas normativas». Relaciones Laborales, núm. 23, 2010.

– Si se tiene interés en los datos de la tabla (y «jugar» con ellos), en este enlace puede accederse al documento.

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