Redes sociales, marca personal y ¡dopamina!

En las redes sociales se aprecia un fenómeno interesante.

Acumulamos una lista de «amigos» que, ciertamente, no son tales, y permanecemos expectantes para ver cuántas reacciones o gratificaciones provocan nuestras publicaciones (en forma de «me gusta», «corazones», «aplausos», etc.).

Los usuarios se han convertido en emisores activos y se esfuerzan por transformar sus datos reputacionales en «bienes en sí mismos».

La ilusión de comprender el pasado y polillas buceando en la incertidumbre

Tendemos a revisar la historia de nuestras creencias pasadas a la luz de acontecimientos reales (ya acaecidos). Esto nos lleva a transformar la información escasa y parcial que somos capaces de captar respecto de lo que ya ha pasado y la convertimos en señales clarividentes que nos permiten identificar la secuencia de causas que explican irrefutablemente, o como un desenlace inevitable, nuestro presente.

Cuando asumes que no eres el capitán de tu barco… (¿un mundo sin libre albedrío?)

Los avances de diversas disciplinas científicas (neurobiología, genética, neurociencia, etc.) están empezando a desvelar elementos de nuestro comportamiento hace unas pocas décadas inimaginables. De todas ellas, permítanme que comparta con ustedes los avances que el neuroendocrinólogo Robert SAPOLSKY expone en su apasionante y reciente libro Decidido (2024): hay evidencia suficiente para poder afirmar (y perdonen que lo formule a «bocajarro») que el ser humano no tiene libre albedrío.

Los límites del conocimiento

    La docencia universitaria ha cambiado sustancialmente desde sus inicios. Entonces, parece ser que (MLODINOW, 113) era habitual que los profesores fueran pagados directamente por los alumnos. Podían contratarlos y despedirlos. De hecho, en la Universidad de Bolonia, los estudiantes penalizaban a los profesores por retrasos o ausencias injustificados, o por no responder a preguntas difíciles. Incluso, si una lección no era interesante o se desarrollaba a un ritmo […]

«Una regulación que ampare el yo inconsciente es el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos» (Entrevista)

A propósito de la reciente publicación del libro «Inteligencia artificial y neuroderechos: la protección del yo inconsciente de la persona» y las enmiendas del Parlamento Europeo a la Ley de IA, he sido entrevistado por la periodista Roser Reyner Bou. A partir de mis respuestas a sus preguntas, la ha titulado como sigue: «Una regulación que ampare el yo inconsciente es el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos«.

Preocupante regresión de la propuesta de Reglamento de Inteligencia Artificial: la mente inconsciente profundamente amenazada

  La proliferación de algoritmos extractivos está posibilitando una cartografía humana exhaustiva. Nuestras intenciones, emociones y estados de ánimo ya pueden ser leídos. Este acceso al patio trasero neuronal describe un nuevo desafío porque estas máquinas están acumulando capacidad para aguijonear la mente, acceder al yo inconsciente y condicionar subliminalmente el comportamiento. Como saben este es el punto de partida de la monografía que les presenté hace unos días («Inteligencia artificial y neuroderechos: la protección […]