La proliferación de algoritmos extractivos está posibilitando una cartografía humana exhaustiva. Nuestras intenciones, emociones y estados de ánimo ya pueden ser leídos. Este acceso al patio trasero neuronal describe un nuevo desafío porque estas máquinas están acumulando capacidad para aguijonear la mente, acceder al yo inconsciente y condicionar subliminalmente el comportamiento. Como saben este es el punto de partida de la monografía que les presenté hace unos días («Inteligencia artificial y neuroderechos: la protección […]