Desde 1994, la legislación laboral ha propiciado que las empresas puedan tener una mejora competitiva a través de la devaluación de las condiciones de trabajo.
La reforma de 2012 ha intensificado notablemente este proceso. Lo que ha incrementando el riesgo a una progresiva asiatización de las condiciones laborales y, probablemente, esté describiendo el tránsito hacia un nuevo paradigma de las relaciones laborales